Piden más protección laboral, social y sanitaria para las trabajadoras del hogar inmigradas

Un estudio liderado en Lleida asegura que las condiciones laborales perjudican su salud física y psicosocial

La lógica colonial - basada en el servilismo y las prácticas discriminatorias hacia las personas migrantes- perjudica la salud física y psicosocial de las mujeres latinoamericanas que trabajan al sector doméstico en España. Así lo afirma un análisis liderado por investigadoras de la Universitat de Lleida (UdL) y el Instituto de Investigación Biomédica de Lleida (IRBLleida), publicada en la revista International Journal of Environmental Research And Public Health.

En el estudio también han participado las universidades de La Coruña, las Islas Baleares y Toronto (Canadá). Las expertas reclaman leyes y estrategias de protección laboral, social y sanitaria para estas cuidadoras.

El equipo ha utilizado los datos de cuatro investigaciones anteriores con 101 entrevistas a trabajadoras domésticas latinoamericanas hechos tanto en entornos urbanos como rurales de Cataluña, las Islas Baleares, el País Vasco, Madrid, Canarias y Galicia. Tienen entre 20 y 52 años y son originarias de once países: Colombia, Argentina, Ecuador, Chile, Bolivia, Brasil, Uruguay, República Dominicana, Perú, Cuba y Venezuela.

Las investigadoras concluyen que el género, que sean personas migrantes racializadass y las condiciones laborales han afectado negativamente la salud de las participantes. "La lógica colonial dominante en España las aboca a un estatus social bajo y ocupaciones precarias", explica la profesora de la Facultad de Enfermería y Fisioterapia de la UdL y miembro del Grupo de estudios en salud, educación y cultura (GESEC) de la UdL y del Grupo de investigación en cuidados de salud (GRECS) del IRBLleida, Erica Briones. "La deshumanización se combina con la naturalización que todas las formas de tareas de cuidadoson trabajo femenino", añade.

El estudio recuerda que en España, los puestos de trabajo disponibles para los inmigrantes se encuentran principalmente en la agricultura, los servicios, la construcción y el trabajo doméstico, muchas veces en condiciones de interinidad. "Estos puestos de trabajo son vistos como poco atractivos para los ciudadanos españoles, puesto que la mayoría son poco remunerados, precarios y/o forman parte de la economía informal", recoge la investigación. En el caso de las mujeres latinoamericanas, el 31,4% de la ocupación disponible es en el sector doméstico.

Las trabajadoras del hogar realizan trabajos de limpieza, cocina, apoyo emocional, higiene personal y íntima, además de tareas específicas de atención médica, como por ejemplo curar heridas, hacer inyecciones o manipular dispositivos para movilizar personas con discapacidad sin recibir ninguna formación. A menudo, las formas de abuso incluían formas explícitas de violencia. Las participantes también han denunciado intentos de abuso sexual por parte de los empresarios hombres.

"Creemos que el nivel de explotación que experimentan estas mujeres es único a causa de los efectos agresivos de la migración, el hecho de ser personas racializadas y peores condiciones laborales debidas al género como determinantes sociales de la salud", destaca Briones. Entre los efectos detectados hay dolor, fatiga, privación del sueño, irritaciones de la piel, mala alimentación, ansiedad y depresión, estrés, frustración y aislamiento.

En cuanto a las estrategias adoptadas para gestionar el impacto negativo de estas condiciones sobre la salud, las trabajadoras del hogar destacan que el respeto y la integración a la familia tienen un efecto amortiguador. Algunas piensan en dejar el trabajo o volver a sus países de origen, mientras otros apuestan para negociar con el empleador.

Comunicado: Prensa UdL

La investigadora, Erica Briones